domingo, 7 de marzo de 2010

Textos

Juventud

Somos fuertes, jóvenes e inteligentes, pero muchos no escuchamos nuestro interior, somos inmaduros y no prestamos atención. A veces me descontenta ver en muchos de mis amigos, no mayores de 20, la apatía en cada día, el desgano por vivir. Quisiera tener en mis manos una receta que nos ayude cada instante a despertar, y lo digo porque muchos se desconectan de la verdadera realidad, refugiándose en una fantasía que a ningún lado los llevará.

Yo comprendo que el mundo está un poco sofocante, pero el mejor remedio para refrescarse es saberlo enfrentar. No quiero considerarme una joven cobarde, si así fuera las caídas me tuvieran bajo tierra, pero aquí estoy, sonriente y abriendo la puerta a las oportunidades que te da la vida.

Por ser jóvenes creemos saber lo que es malo y bueno, pero debemos como complemento los consejos que se atraviesen escuchar.

Es cierto, siempre debes analizar y recuerda que cuando caemos es para no perder la sensibilidad. He visto en la juventud que me rodea, tristeza, complejos, falta de aceptación, Y ni hablar de la inmadurez que a muchos les invade el corazón. A veces he pensado que anticuada seré yo, porque no fumo, no bebo, yo utilizo mi razón, tengo sano el corazón y la conciencia y no he perdido la visión.

Y a los jóvenes de hoy no les interesa del todo lo que para el mañana representa su formación. Y los países se vuelcan en el barranco de la recesión porque las semillas no crecen, no miran al sol, es un terreno abandonado que lo invade la ignorancia y la mediocridad. ¿Dónde está el verdadero sentido de la vida? Ahora me pregunto yo. Cuando yo considero que alimentar nuestros conocimientos, demostrar lo que eres sin represión, salir adelante con esmero, caminar siempre cuidando el resbalón,

Es lo que te da verdaderamente el empujón para construir piezas nuevas forjando un destino mejor. ¿Dónde está la fuerza de la juventud, sus habilidades, su imaginación? Soy una joven de 19 años que les escribe desde el interior, para recordarles que con los años muchos se arrepienten de lo que hoy día son. El detalle de la vida se oculta en ir cultivando tu interior, que tú eres importante, tú vales, eres lo mejor.

Que somos seres humanos triunfantes, alimenta el corazón.

Ahora escucha un consejo de alguien que tiene poco recorrido, pero que el mismo le ha permitido crecer y madurar. Yo antes no encontraba el sentido a muchas cosas en mí alrededor.

Y aprendí a ver a este mundo sombrío y la impotencia fragmentaba lo que soy, pero no olvidaba que existo, soy ser humano como todos, y que podemos ser mejor.

No dejarse abatir por los problemas, debemos jugar con ellos para ganar, no dejarse derrotar por la tristeza ¡comiendo chocolate se espantará!

Disfruta cada noche con tus amigos, cuida tu cuerpo y no dejes tu mente volar, Recuerda que el que pisa bien la tierra, su terreno en la vida ha de asegurar.

Simplemente porque somos jóvenes debemos agradecer, que tenemos un camino por delante que es importante para aprender. No desperdicies ni un instante, acepta que debes fortalecer tu integridad como persona, revalorizar tu cultura, quererte cada día más y los demás. Así verás que un día enseñarás al mañana como se llega a crecer y cómo descubriste el camino de la victoria, del éxito y del renacer.

2.

La vida y el destino


La vida, ¿qué es la vida? La vida para mí, es un cúmulo de emociones que día a día vamos entonando según las obras que hemos realizado. Todos tenemos forjado un destino desde que nacemos. Así que por lo tanto no podemos decir que el destino no existe porque si no pues no hubieras nacido, el punto es que el destino existe y desde que nacemos ya traemos nuestro destino. Gracias a la ciencia que día a día avanza así como la tecnología e investigaciones (de todo tipo) ahora puedo decirte que uno puede modificar cosas de su destino, de lo ya estipulado por Dios.

Todo esto gracias al libre albedrío que el todo poderoso nos ha dado, así como existe el bien existe el mal y ahí vienen las dudas. Este libre albedrío nos permitirá tomar decisiones aun en contra de nuestra naturaleza, así si tú tenías el destino tal vez de ser una buena persona, gracias a una persona, secta o mala información, tu destino puede ser cambiado y creo que ya no lo pasaras bien, y viceversa.

Todo está primero en cuanto te interese el tema, después cuanto conoces del tema y por último cuanto te conoces tú… cumpliendo estos tres puntos te aseguro que estarás preparado, para descubrir lo que a lo largo de tantos años has estado haciendo y sin saber si son o no bien vistos ante los ojos de Dios. Tómate 20 minutos de tu vida y piensa lo que realmente haces y porque lo haces. Recuerda, sólo piensa en ti y no en nadie más, que sólo tú te conoces mejor que nadie, así que sólo tú eres el único que puede descubrir lo que el destino tiene preparado para ti…

Continuará… (Este hecho creo yo, para una edición en dos partes).
Continuando con el tema querido lector, yo sé que hay gente que puede pensar lo contrario y no creer, pensar que uno mismo hace su destino. Y a ese aspecto te comento que mi respuesta, es como lo he comentado en ediciones anteriores, todo es gracias al libre albedrío que como personas pensantes tenemos, eso es lo que nos puede hacer tomar decisiones contrarias a la de los demás, guiados aun más de una percepción de las cosas que creemos tener nosotros la razón, que nos hace llevar a una contraria a veces inexistente.

Es así entonces que tú sabes lo que quieres creer a fin de cuenta. Tú eres el que tomarás tus propias decisiones, pero en mi caso personal y lo que les quiero transmitir, es que el destino si existe, uno lo trae de nacimiento, pero ese destino con el paso del tiempo lo puedes ir modificando, ya sea consciente o inconscientemente pero indiscutiblemente pasa.

Es mejor conocer y saber un poquito más de la vida. Hay veces que ponemos tanto empeño en aparentar, muchas veces algo que realmente no somos y no me refiero nada más en aparentar grandes riquezas y poder, sino también querer demostrar la semejanza de una persona feliz. En fin, lo dejo a tu criterio querido amigo (a) yo sé que de este tema podríamos sacar infinidad de preguntas y te aseguro que todas tienen respuesta para mí, pero es imposible por el momento tratar de responderlas, es cuestión de analizar y creer en nosotros mismos primero y después también.

Por lo pronto yo seguiré escribiendo de este y muchos temas más que ojalá y les gusten, las palabras que les aseguro son guiadas por el don que le agradezco a Dios, me dio. Y recuerden por lo que me gustaría que me recordasen, mi lema es y será por siempre; yo no escribo sólo con la intención de que leas algún tema que a ti te interese escrito por mí, sino con la intención de que todo lo que leas de mí, te deje una enseñanza.

3

Un poco de mí, para ti

Me despierto cuando apenas está amaneciendo y prendo la tele para ver cómo se porta el mundo. Escucho a los reporteros escrupulosamente, buscando el nuevo acontecimiento del día, pero todo está igual: muertos, heridos, terremotos, inundaciones, la crisis financiera, paz en unos países, guerras en otros, hambre en los lugares de siempre, y farándula –también en los lugares de siempre–. Apago la tele y voy a desayunar. El mundo sigue, tal y como lo dejé ayer.

Apenas hago conciencia de cuán agradecido estoy por mi desayuno, y suena el teléfono. Era la llamada de un amigo de siempre, con sus cosas de siempre, preocupándose igual que siempre; la única excepción fuera la crisis que estaba de moda. Hablamos del desempleo, las reposesiones de autos, la hecatombe hipotecaria, las decisiones gubernamentales, el terremoto de Haití y el resto de los acontecimientos que nos hacen creer que es el apocalipsis.

Mientras tanto, mi mente se rehúsa a aceptar la negativa y cómplices mis neuronas susurran: la gente no se perturba por lo que vive, sino por lo que cree durante el proceso. Desde los comienzos de nuestra existencia la humanidad ha venido atravesando un estado de crisis tras otro. De hecho, nunca hemos vivido sin uno.

Quizás por ser ésta nuestra naturaleza o simplemente por seguir el ejemplo del sistema de salud: encontrar herramientas para remediar los males, en lugar de indagar más por la cura. Lo cierto es que, de una manera u otra, nos hemos convertido –sin argumentar si es bueno o no– en guerreros del camino. Y como en las guerras los guerreros son los menos beneficiados, me gustaría abordar sobre el tema de cómo hacer para que los estados de crisis dejen de afectarnos y no tengamos que seguir peleando contra nada.

Males Bennabi, dijo: el equilibrio se encuentra entre lo espiritual y lo cuantitativo, entre la finalidad y la casualidad. En occidente, nos inclinamos a creer que el bienestar se encuentra en lo que nos han enseñado a ver como el estándar de vida: el materialismo. Para esta parte del mundo, ganar dinero se ha convertido en el elixir de la vida. El problema no radica en que nos hayamos creído esta mentira, sino en haberla adoptado como el único modo de existencia.

No puede ser que pongamos nuestra estabilidad psíquica y espiritual, en manos de una cosa tan vana como el dinero. Es cierto que vivimos en una sociedad en la que dejar de producir es casi imposible. Así la hemos diseñado. Trabajar por un salario y sufragar gastos es una tarea que nos imponemos como si fuese un mandamiento al llegar a la tierra. Pero, la pregunta que nunca deberíamos dejar de hacernos es, ¿qué tanto necesitamos para vivir?

La verdadera situación que requiere el enfoque no es la crisis, sino en la manera que nos está afectando. Vemos familias perdiéndose; hay un aumento en las enfermedades depresivas, cardiacas, vasculares, dietéticas, etc.

Y si observamos lo que verdaderamente está en juego –con la excepción de aquellos que les afecta por no poder costear algún cuidado médico–, notaríamos que la pérdida por enfrentar es totalmente material: la casa, el auto, las joyas, las salidas a restaurantes, etc. Por lo tanto, nuestro problema radica en que hemos perdido la perspectiva. De todos los animales de la creación, el ser humano es el único que valora el materialismo por encima de su esencia.

Si hiciéramos un esfuerzo por compararnos con la naturaleza –y digo esfuerzo, porque hemos llegado a creer que somos ajenos a esta–, notaríamos que somos los únicos con tendencia a almacenar más de lo que necesitamos para permanecer en existencia.

La ropa no la adquirimos para cubrirnos, sino para lucirla; el auto no es un objeto de transporte, sino parte de nuestra personalidad; el cuerpo no es lo suficientemente bello, usamos joyas para adornarlo; y así somos con casi todas esas cosas que inconscientemente han pasado a adueñarse de nosotros, más que nosotros de ellas. En fin, somos los únicos seres de toda la creación que sufrimos por todo lo que nos sobra.

Entender esto –por muy ridículo que suela parecer a simple vista–, podría ser la piedra del ángulo que estamos desechando en esta constante edificación que construimos a diario. Todos venimos con un pedazo de pan debajo del brazo. Siempre habrá un lugar clave, en el que una mano estará esperándonos para rescatarnos de cualquier abismo al que estemos a punto de caer.

Cuando único esto no funciona, es cuando –cansados de andar– nos lanzamos de cabeza anticipadamente con el fin de huir del designio del futuro. Esto es como salirse de la vía antes de tiempo, es abandonar la ruta por donde nos esperaba la asistencia que necesitaríamos: es perder el camino.

Existe un dicho que dice: son más los que se retiran, que los que fracasan. Y, por lo general, la queja y el llanto no son más que síntomas de quienes están a punto de ser vencidos. Cuando estamos en ese punto, la victoria o el fracaso pasan a ser una opción del individuo; seguir o detenerse es una decisión propia.

El Dalai Lama, dijo: el dolor existe, el sufrimiento es opcional. Como el sufrimiento es opcional, y las cosas por las que estamos sufriendo no son –en su mayoría– verdaderamente necesarias para vivir, pensemos objetivamente. Después de todo, cuando uno está abriendo un hueco y se está hundiendo en él, lo mejor –sino queremos morir enterrados– es parar de seguir cavando.

Si la situación que tenemos hoy, y todo el amor por esas cosas que tememos perder, nos están haciendo tanto daño, ¿no sería inteligente intentar otro método una vez que notamos que el actual no funciona?

Eso es precisamente lo que proponen los estados de crisis. Siempre que una situación se torna insoportable, nos avisa de un cambio que debemos efectuar. No existe un sólo gesto de la naturaleza, por muy catastrófico que nos pueda parecer, que no traiga consigo la evolución y la prosperidad a otros niveles.

Utilizo la ocasión, para retomar lo importante que es el hecho de que estemos en constante observación de la naturaleza. No podremos entender nuestra esencia ni los problemas que enfrentamos, sin que nos convirtamos en observadores de esta y de nuestro propio ser.

Para nadie es un mito que existen personas que han alcanzado grandes logros durante los períodos de crisis. Si observamos en nuestra comunidad –por ejemplo–, vemos que hay algunos que han vivido mejor desde, durante, y pasado estos períodos. Sus neuronas se rehúsan a creer que atravesamos un mal momento. Para esos les resulta más lógico entender que estamos en un plazo de reajuste. El éxito le será reservado a todo aquel que esté dispuesto a avivar los sentidos, ser mejor, y estar abierto al cambio.

Las cifras muestran referencia de cómo el desempleo ha ido en aumento al mismo tiempo en que el número de personas que han emprendido en abrir sus propias empresas es cada vez mayor. Esto no hubiera sido posible si no hubiese existido la verdadera necesidad de generar ingresos a como diere lugar. A veces necesitamos ser empujados al agua para que de una vez aprendamos a nadar.

Todo lo que habita en la creación obedece a un periodo de expansión y contracción. Esto se aplica desde el punto más íntimo del universo, hasta la célula más irrelevante del cuerpo humano. Si cree que no es así y se rehúsa a continuar sufriendo en lugar de observar cómo puede expandir su vida, vuelva a pensarlo; empiece por analizar su corazón.

Si la expansión y contracción dejasen de existir usted no estuviera leyendo esto. Gracias a ello, la vida continúa, su cuerpo se reajusta, usted vive la experiencia, absorbe la sabiduría y actúa según le parece; y eso, multiplicado por todo, hace que las cosas funcionen.

La vida no puede ser mejor, de como uno mismo le aprecia.

4.

El brillo en tus ojos...

Cuan feliz fue el tiempo vivido a tu lado... Entre risas, guiños, juegos, besos, suspiros y llanto. El tiempo era tan breve a tu lado... Y eterno al reencuentro contigo. La distancia contuvo el contacto, pero no sofocó las ganas de amarnos... Tu alma y la mía se unieron por un vínculo más que perfecto en tiempo y espacio, tu ser era mío y yo más que eso... Han transcurrido años y aún mi alma le hace falta un pedazo... Nunca me perdonaré haberte alejado de mi lado...

Mi amor es grande, es inmenso... Pude haber peleado. Maldigo el orgullo que me cegó... Ahora aquí estoy buscando en ti la respuesta a este amor. Dime mi cielo, que en tu corazón aún anido... Que todavía inspiro amor, pasión y todo lo vivido... Dime que tu alma aún espera mi llegada... Puede ser que se sienta cansada pero no desilusionada...

Ruego a Dios, estas líneas no sólo tus ojos las lean... Sino que tu ser las sienta. Pues si yo pudiera, con lágrimas las escribiera... Acércate y mira mis ojos... Aún llevo en ellos grabada tu imagen...
El amor que vivimos, cambió nuestros destinos... Dime que aún puedo esperarte... Dime que me dejarás amarte... Y si así es... No vuelvo a dejarte.

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